Hace unos días por internet, en sus habituales comentarios el moense Raúl
Cordovés, onceno director del periódico Venceremos (1985-1987)
reproducía, una escena de la que fue testigo en Madrid, donde reside hace más
de dos décadas|
Cocotero (Cocos nucífera) |
Una joven se
disponía a saborear un apetitoso helado de coco cuando el padre, despótico se
lo arrebato, y tajante le espetó: "Esta basura no entra en mi casa: tiene aceite de coco". La esposa
y madre, atónita, observaba sin chistar.
El criollo, sin que le dieran “vela en el entierro”
intervino y preguntó: -perdone Usted, ¿es malo el aceite de coco?
Sorprendido por el intruso, el hispano, parapetado
detrás de unos espejuelos de cristales como fondos de botella, espetó: “Veneno,
veneno. ¿Usted no lo sabe?".
El antillano, con sus cartas vivenciales bajo la
manga, respondió: -No, no lo sé, pero me hubiera gustado saberlo, porque me
crié en Cuba comiendo más coco que un mono y aquí estoy”.
La esposa del ibérico, quien contemplaba la conservada
estampa física del intruso, repentinamente liberada de su mutismo, preguntó con
delicadeza y respeto: -“ Oiga, y Usted ¿qué edad tiene?
-68 cumpliré en enero, obtuvo por respuesta.
Tan sorprendida como airada, se viró hacia al
desvencijado marido y le endilgó: -"¿tú ves? ¿Tú vesssss? Los años no le
han parido arrugas a este señor" y tú, a pesar de remilgos
alimentarios, con 60 años hace rato que
estás pa´desguace, pa´desguace", y sin pensarlo, reintegró el helado a su
hija y dejó plantado en la cremería al detractor del aceite de coco.
El producto, uno entre los más de cien usos que se
atribuyen al cocotero (Cocos nucífera), tiene innegables propiedades entre las
cuales se apunta que no se oxida al calentarlo; ayuda a perder peso, evita
enfermedades cardiovasculares y problemas de tiroides tan extendidos hoy entre
las mujeres.
Exquisiteces como el cangrejo en leche de coco entre los platos baracoenses |
El coco es prácticamente el único alimento que
contiene ácidos grasos de cadena corta, que a diferencia del resto de las
grasas, no necesitan ni enzimas pancreáticas, ni bilis para su digestión y como
si fuera poco se considera ideal para personas sometidas a litiasis vesicular,
es decir carentes de vesícula, o con problemas hepáticos y digestivos.
Para los cubanos, sobre todo los del extremo
oriental de la Isla, resultó una gran alternativa alimentaria cuando en la
década del 90 del pasado siglo, desapareció el campo socialista, la Unión
Soviética y con ellos el 80 por ciento del mercado exterior de la Isla.
Se hizo presente entonces la cruenta crisis
económica bautizada como Período Especial y la población sintió, en toda su
magnitud, el criminal bloqueo económico, financiero y comercial con el que
Estados Unidos pretendió doblegar a la Isla y matar a su gente de hambre y
enfermedades.
No calculó la capacidad de resistencia del pueblo y
potencialidades creadoras y de subsistencia, y entonces se popularizó y
generalizó el consumo del coco, su
leche, copra, aceite… y la gastronomía y repostería de Baracoa se
expandió y enriqueció la culinaria popular.
Datos
aportados por el Centro de Información de la Universidad de Ciencias Médicas
de Guantánamo, y el Doctor
Geovanis Delisle Cobas, especialista de Nutrición Humana y máster en
enfermedades infecciosas, indica que el aceite de coco contiene una
combinación única de ácidos grasos que lo dotan de propiedades medicinales muy
potentes.
Asegura el especialista que, a tenor con
los últimos estudios, la presencia de grasas saturadas en la alimentación es
inofensiva, y subraya que no existe relación alguna entre su consumo y el
riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
“El Aceite de Coco –afirma- contiene muchos
triglicéridos de cadena media, que se metabolizan de manera distinta a otras
grasas y que pueden tener efectos terapéuticos en el cerebro de los pacientes
con enfermedades como la epilepsia o el Alzheimer”.
Otra delicia: camarones procesados con el aceite de coco. |
Estudios entre los tokeluanos, población de
Nueva Zelanda, en Oceanía, indica que ingieren el 60 por ciento de sus calorías
diarias del coco, son los mayores consumidores de grasas saturadas en el
planeta y disfrutan de excelente salud, sin evidencias de enfermedades
cardiovasculares.
El Aceite de Coco puede acelerar el metabolismo y la perdida de grasa. Sus triglicéridos incrementan el gasto energético respecto a la misma cantidad de calorías procedentes de los ácidos grasos de cadena larga, y la presencia en él de ácido lúrico elimina bacterias, virus y hongos, e infecciones.
Este producto reduce el apetito, y la
transformación de sus ácidos grasos en
cuerpos cetónicos puede reducir las convulsiones en niños aquejados de
epilepsia, mientras su capacidad de reducir el colesterol en sangre minimiza el
riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular, a la vez que es bastante adecuado para reducir la grasa abdominal, que rodea
peligrosamente a los órganos vitales.
La repostería encuentra en la miel y el coco aliados especiales. |
Muy apreciado
por la industria cosmética como aceite esencial para la fabricación de jabones
y cremas es parte del folclor de del baracoense, que toma el coco, lo abre, le
extrae la nuez que raya en un guayo para luego hervirla, tamizarla y extraerla
la leche, apartadora del aceite.
Con la primera
elabora exquisitos platos frijol, tetí, cangrejo, camarón… con leche de coco… y
con el segundo fríe sus viandas y fabrica procesa manjares que han sido y son
deleite de la cocina local.
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