lunes, 28 de septiembre de 2015

Vindicación del Coco



Hace unos días por internet,  en sus habituales comentarios el moense Raúl Cordovés, onceno director del periódico Venceremos (1985-1987) reproducía, una escena de la que fue testigo en Madrid, donde reside hace más de dos décadas|

Cocotero (Cocos nucífera)
Una joven se disponía a saborear un apetitoso helado de coco cuando el padre, despótico se lo arrebato, y tajante le espetó: "Esta basura no entra en mi casa: tiene aceite de coco". La esposa y madre, atónita, observaba sin chistar.

El criollo, sin que le dieran “vela en el entierro” intervino y preguntó: -perdone Usted, ¿es malo el aceite de coco?

Sorprendido por el intruso, el hispano, parapetado detrás de unos espejuelos de cristales como fondos de botella, espetó: “Veneno, veneno. ¿Usted no lo sabe?".

El antillano, con sus cartas vivenciales bajo la manga, respondió: -No, no lo sé, pero me hubiera gustado saberlo, porque me crié en Cuba comiendo más coco que un mono y aquí estoy”.

La esposa del ibérico, quien contemplaba la conservada estampa física del intruso, repentinamente liberada de su mutismo, preguntó con delicadeza y respeto: -“ Oiga, y Usted ¿qué edad tiene?

-68 cumpliré en enero, obtuvo por respuesta.

Tan sorprendida como airada, se viró hacia al desvencijado marido y le endilgó: -"¿tú ves? ¿Tú vesssss? Los años no le han  parido arrugas a este señor" y tú, a pesar de remilgos alimentarios,  con 60 años hace rato que estás pa´desguace, pa´desguace", y sin pensarlo, reintegró el helado a su hija y dejó plantado en la cremería al detractor del aceite de coco.

El producto, uno entre los más de cien usos que se atribuyen al cocotero (Cocos nucífera), tiene innegables propiedades entre las cuales se apunta que no se oxida al calentarlo; ayuda a perder peso, evita enfermedades cardiovasculares y problemas de tiroides tan extendidos hoy entre las mujeres.

Exquisiteces como el cangrejo en leche de coco entre los platos baracoenses
El coco es prácticamente el único alimento que contiene ácidos grasos de cadena corta, que a diferencia del resto de las grasas, no necesitan ni enzimas pancreáticas, ni bilis para su digestión y como si fuera poco se considera ideal para personas sometidas a litiasis vesicular, es decir carentes de vesícula, o con problemas hepáticos y digestivos.

Para los cubanos, sobre todo los del extremo oriental de la Isla, resultó una gran alternativa alimentaria cuando en la década del 90 del pasado siglo, desapareció el campo socialista, la Unión Soviética y con ellos el 80 por ciento del mercado exterior de la Isla.

Se hizo presente entonces la cruenta crisis económica bautizada como Período Especial y la población sintió, en toda su magnitud, el criminal bloqueo económico, financiero y comercial con el que Estados Unidos pretendió doblegar a la Isla y matar a su gente de hambre y enfermedades.

No calculó la capacidad de resistencia del pueblo y potencialidades creadoras y de subsistencia, y entonces se popularizó y generalizó el consumo del coco, su  leche, copra, aceite… y la gastronomía y repostería de Baracoa se expandió y enriqueció la culinaria popular.

Datos aportados por el Centro de Información de la Universidad de Ciencias Médicas de Guantánamo, y el Doctor Geovanis Delisle Cobas, especialista de Nutrición Humana y máster en enfermedades infecciosas, indica que el aceite de coco contiene una combinación única de ácidos grasos que lo dotan de propiedades medicinales muy potentes.

Asegura el especialista que, a tenor con los últimos estudios, la presencia de grasas saturadas en la alimentación es inofensiva, y subraya que no existe relación alguna entre su consumo y el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.

“El Aceite de Coco –afirma- contiene muchos triglicéridos de cadena media, que se metabolizan de manera distinta a otras grasas y que pueden tener efectos terapéuticos en el cerebro de los pacientes con enfermedades como la epilepsia o el Alzheimer”.

Otra delicia: camarones procesados con el aceite de coco.
Estudios entre los tokeluanos, población de Nueva Zelanda, en Oceanía, indica que ingieren el 60 por ciento de sus calorías diarias del coco, son los mayores consumidores de grasas saturadas en el planeta y disfrutan de excelente salud, sin evidencias de enfermedades cardiovasculares.

El Aceite de Coco puede acelerar el metabolismo y la perdida de grasa. Sus triglicéridos incrementan el gasto energético respecto a la misma cantidad de calorías procedentes de los ácidos grasos de cadena larga, y la presencia en él de ácido lúrico elimina bacterias, virus y hongos, e infecciones.


Este producto reduce el apetito, y la transformación de sus ácidos grasos en  cuerpos cetónicos puede reducir las convulsiones en niños aquejados de epilepsia, mientras su capacidad de reducir el colesterol en sangre minimiza el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular, a la vez que es bastante adecuado para reducir la grasa abdominal, que rodea peligrosamente  a los órganos vitales.

La repostería encuentra en la miel y el coco aliados especiales.
Muy apreciado por la industria cosmética como aceite esencial para la fabricación de jabones y cremas es parte del folclor de del baracoense, que toma el coco, lo abre, le extrae la nuez que raya en un guayo para luego hervirla, tamizarla y extraerla la leche, apartadora del aceite.

Con la primera elabora exquisitos platos frijol, tetí, cangrejo, camarón… con leche de coco… y con el segundo fríe sus viandas y fabrica procesa manjares que han sido y son deleite de la cocina local.

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