Fotos Reunel Gómez Ramírez
Fidel, el 1 de julio de 1977 en el Alto de Quimbuelo |
Reunel Gómez Ramírez, el autor de estas fotos, guarda entre sus recuerdos
favoritos la tarde del primero de julio
de 1977, cuando tras ser inaugurado el poligráfico Juan Marinello, de esta
ciudad, fue enrolado en una caravana, cuyo destino descubrió poco más de una
hora después: el Alto de Quimbuelo, desde donde el Comandante en Jefe Fidel
Castro observaba el majestuoso Valle de Caujerí.
Evoca esa noche, como jornada familiar durante la cual el Líder Histórico
de la Revolución
se acercó a los periodistas, interesado
por la atención que recibían, echó sus brazos sobre los hombros del fotógrafo
de marras y el camarógrafo Karín Borges y anduvo así algunos pasos con los
impresionados reporteros.
“A la mañana siguiente -rememora- como uno más hizo cola, jarrito y
cepillo dental en mano, para coger el agua del aseo personal, sin permitir que
nadie, ni por elemental cortesía y respeto, le cediera el paso o el lugar”.
Junto a Almeida y otros dirigentes observa el gran Valle |
La noche precedente había sido tan histórica como inolvidable en
Guaibanó, en cuyo círculo social Fidel mantuvo cuatro horas de diálogo fecundo
con el campesinado de una zona de suelos arruinados por adversas condiciones
climáticas, falta de rotación de los cultivos y de agrotecnia; carencia de
agua… panorama que empobrecía a los anapistas propietarios de 252 caballerías,
y a 500 familias en una población de alrededor de cinco mil habitantes.
Discusión de los promenores del jardín Hortícola |
Rodearon al Líder agrarios de Mariana, Guaibanó, Manguito, Los Asientos,
Los Letreros, Pelones, El Corojo, el Mate y Lagunita, quienes les contaron sus
problemas, le expusieron criterios y temores y lo escucharon hablar de unidad
en cooperativas para pasar a formas superiores de producción, y de proyectos
que devolverían al Valle más esplendor que en sus mejores tiempos de la década
del 40.
Los sueños volaron: presas, regadío, cultivos, escuelas, tecnología y se
diseñó un proyecto transformador que en estos días todavía se revoluciona y al
que aquella misma noche los campesinos se sumaron en masa, para luego, muy
pronto, sumar a los más conservadores y entonces aferrados a las tradiciones del
guajiro individual.
Reunión con los campesinos del Valle, futuros cooperativistas |
Aquellas lomas las escalaba ágil un Comandante de 50 años, sin tiempo
para dormir, quien desde la cresta del Quimbuelo trazaba hacia el futuro presas,
sistemas de riego, cultivos intensivos y extensivos, industrias, escuelas y una
vida campesina próspera que hoy deviene regalo por sus 90 años de victorioso y
fructífero batallar.
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